Activos reales y activos financieros

Por Daniel García.

A la hora de invertir tenemos fundamentalmente dos opciones: hacerlo en activos reales o en activos financieros. Y, aunque no lo parezca, invertimos todos los días. Pero antes de explicar esto, debemos incursionar brevemente en el terreno de la contabilidad financiera.


Activos reales contra activos financieros: el foco debe estar en ...


En contabilidad se usa un documento financiero llamado "balance de situación", que expresa lo que poseemos y cómo lo hemos conseguido. Estos balances los redactan las empresas, puesto que están obligadas por la legislación a presentar sus cuentas anuales, pero también lo puede probar cualquier individuo.


D'economía Blog: Elaboración del Balance de Situación - Ejemplo ...


En la columna izquierda se indica el Activo, es decir, aquellos bienes y derechos que nos vayan a reportar rentas a lo largo del tiempo. Corrientes si se prevé que se liquiden (se conviertan en efectivo) antes de un año, no corrientes en caso contrario. Un activo corriente para una persona puede ser el efectivo que tenga en la cartera, un depósito a 3 meses o un cheque con su nómina. Un activo no corriente sería un piso en propiedad o el coche.

En la columna derecha se despliegan el Patrimonio Neto y el Pasivo. También se pueden llamar Pasivo No Exigible y Pasivo Exigible, respectivamente. Es más sencillo empezar por el segundo, que no es más que las obligaciones contraídas con terceros. Por ejemplo, la hipoteca para pagar la casa (no corriente) o una deuda con un amigo (corriente). El Patrimonio Neto es, por así decirlo, "aquello que sobra". No se debe confundir con la calderilla que tengamos. Es algo diferente. Es nuestro patrimonio sobrante después de descontar las deudas. Como dice su nombre, nuestro patrimonio neto.

Todo este cuento, ¿para qué? ¿Qué tiene que ver esto con invertir? Probablemente ya haya saltado a la vista que la composición del activo puede ser muy distinta. Es un saco en el que caben inmuebles, terrenos, vehículos, mobiliario, acciones, bonos, efectivo, depósitos, derechos de cobro, patentes... Y, obviamente, no todas las personas tienen su activo distribuido de la misma manera. De hecho, como vimos en el primer artículo de este blog, este varía en función del nivel de riqueza del individuo en cuestión.

Y es que además de activos corrientes y no corrientes, también cabe la distinción entre activos reales y financieros. Los primeros son aquellos que no constituyen el pasivo de nadie más, mientras que los segundos sí se encuentran en el pasivo (entendido ampliamente, tanto pasivo exigible como no exigible) de algún particular o empresa.

Por ejemplo, una vivienda en propiedad es un activo real. No es el pasivo de nadie más. Lo mismo ocurre con un coche, oro, joyas, patentes o cualquier otro bien que se nos pueda ocurrir con esta características. Nadie nos "debe" nada por tenerlo. Su valor viene de su utilidad directa en nuestra vida. Sin embargo, el efectivo es un pasivo del banco central (esto es un poco complejo para los profanos en economía, pero creedme). Una cuenta corriente en el banco se registra en el pasivo de esa misma entidad (podéis buscar el balance de cualquiera de ellas y lo veréis). Una acción forma parte del patrimonio neto, a.k.a. pasivo no exigible, de una empresa. Y así con todos los activos financieros. En este caso, su valor depende de la capacidad de ese otro agente para generar valor y pagar sus deudas. Si el típico amigo derrochador te pidiese un préstamo de 100€, dejarías de tener efectivo para tener una promesa de pago. Ambos son activos financieros, pero tal vez confíes más en la capacidad del banco central para mantener el valor de su dinero, que en la de tu amigo para repagar sus deudas.

No hay ninguna decisión óptima ni ninguna proporción adecuada entre estos dos tipos de activos. Los activos reales no son buenos per se, los activos financieros no son malos per se. Un activo financiero puede ser mucho más ventajoso que uno real. Pero tener presente esta distinción es importante para tomar buenas decisiones personales. Nuestros activos reales, ¿tienen valor para nuestro proyecto vital? Con nuestros activos financieros, ¿nos fiamos de los terceros de los que dependemos?

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