La emisión de dinero, el peor enemigo de los pobres

Por Daniel García

Las propuestas de política económica relacionadas con la creación de nuevo dinero e incluso la "decisión democrática de la inflación" han tomado posiciones cada vez más fuertes en nuestro país, en parte fruto del resultado de las últimas elecciones de 2019. El uso de las instituciones monetarias europeas para rescatar a los perdedores de tal o cual crisis o incluso el abandono del euro para recuperar la dichosa "soberanía monetaria" no son proclamas extrañas para cualquier ciudadano español que se haya dedicado a investigar mínimamente las pretensiones de ciertos partidos políticos.

Comúnmente estas propuestas se enmarcan, de manera más o menos explícita, con la Teoría Monetaria Moderna (MMT), de la que Eduardo Garzón, hermano del Ministro de Consumo, es firme defensor. Este artículo no busca definir extensamente ni rebatir teóricamente esta teoría, por lo que nos limitaremos a decir que su máxima es que el dinero de nueva creación no tiene por qué provocar inflación, por lo que un Estado con soberanía monetaria que pueda crear todo el dinero que quiera no solo no quebraría jamás (al menos en términos nominales, un matiz que se les suele olvidar muy convenientemente a los partidarios de la MMT), sino que podría utilizar este nuevo dinero para destinarlo a las actividades donde exista sobrecapacidad y reactivar la economía.

A pesar del desarrollo teórico de la idea de que activar la máquina de imprimir no causa inflación que se puede encontrar aquí, cualquier evidencia empírica desmonta estas ideas. Valgan como ejemplo dos gráficos. El primero, del dossier "Inflación: ¿solo un fenómeno monetario?" de La Caixa Research. El segundo, disponible en la página web del Banco de Canadá. Ambos muestran sin demasiada posibilidad de réplica la relación a largo plazo entre la oferta monetaria y los precios en varias economías.


Inflación: ¿solo un fenómeno monetario? | CaixaBank Research






Ya decimos que, en realidad, esto tiene más miga, pero con esta evidencia es suficiente para demostrar que más dinero redunda en más inflación. Pero, aun así, ¿qué tiene que ver eso con perjudicar a los pobres?

Basta con mirar la Encuesta de Finanzas de los Consumidores de EEUU para descubrir quiénes son los que mantienen una mayor cantidad de saldos de tesorería en relación a su activo total. El siguiente gráfico, de Visual Capitalist, lo ilustra muy bien.


Chart: What Assets Make Up Wealth?



En efecto, los pobres son los que ahorran una mayor cantidad de su riqueza personal en efectivo. Por lo tanto, es fácil deducir que una escalada inflacionaria se va a cebar más con ellos. Si a esto le sumamos el hecho de que, en promedio, tienen una educación financiera menos desarrollada que los ricos, que sí entienden cómo afecta la subida de precios a su patrimonio, no debería surgir ninguna pega en relacionar la inflación con una devaluación de la riqueza de las clases bajas frente a la reacción más o menos previsora de aquellos privilegiados.

Por esto, uno no puede más que llevarse las manos a la cabeza cuando el propio Eduardo Garzón, un doctor en Economía, afirma tan tranquilamente que "a lo mejor se decide democráticamente que el nivel de inflación en una economía esté en el 10%".




En conclusión, el aumento de la oferta de dinero a un ritmo mucho mayor que la demanda produce una pérdida de valor de la unidad monetaria. Si además estos nuevos euros, pesetas, dólares o bolívares creados impactan de manera asimétrica en la economía (a esto se lo conoce como efecto Cantillon: las inyecciones de dinero penetran en la economía por un sector concreto y se expanden progresivamente al resto de actividades) no se crea ninguna riqueza real, sino que se redistribuye la existente. Pero no de ricos a pobres, sino de unos actores, que previsiblemente tendrán un entendimiento económico menor, a otros, con mayor idea de la situación e incluso con contactos entre los funcionarios que reparten ese nuevo dinero. La creación de dinero (por lo menos la que se produce por encima del crecimiento natural de la actividad) causa inflación y la inflación hace que su cuenta corriente cada vez valga menos. Si quiere ahorrar y proteger a los más vulnerables, mantenga a los políticos lejos del banco central.

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